“… Un hombre rico mandó a su criado al mercado en busca de alimentos. Pero a poco de llegar allí, se cruzó con la muerte que lo miró fijamente a los ojos.
El criado empalideció del susto y salió corriendo dejando tras de sí las compras y la mula. Jadeando, llegó a casa de su amo:
- Amo, Amo!. Por favor, necesito un caballo y algo de dinero para salir ya mismo de la ciudad… Si salgo ya mismo quizás llegue a Tamur antes del anochecer… por favor amo, por favor…!
El señor le preguntó sobre el motivo de tan urgente pedido y el criado le contó a borbotones su encuentro con la muerte.
El dueño de casa pensó un instante y alargándole una bolsa de monedas le dijo:
- Bien, sea. Vete. Llévate el caballo negro que es el más veloz que tengo.
- Gracias amor - dijo el sirviente y, tras besarle las manos, corrió al establo, montó el caballo y partió velozmente hacia la ciudad de Tamur.
Cuando el sirviente se hubo perdido de vista, el acaudalado hombre caminó hacia el mercado buscando a la muerte.
- ¿Por qué asustaste a mi sirviente? - le preguntó en cuanto la vió.
- ¿Asustarlo yo? - preguntó la muerte.
- Sí - dijo el hombre rico - él me dijo que hoy se cruzó contigo y lo miraste amenazante.
- Yo no lo miré amenazante - dijo la muerte - lo miré sorprendida. No esperaba verlo aquí esta tarde, porque se supone que tengo que recogerlo en Tamur esta noche!!
Hace 4 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario