Y UNAS ALAS SE ABRIERÓN
Soy aire que entra por las rendijas
de tu acorazada armadura,
esa que te mantiene a salvo de todo mal.
Eso crees tu.
Y, sin embargo, te aleja de lo mas bello, de lo infinito.
Te aleja del Amor.
Quisiera que la luz iluminase tu oscuridad.
Desearía ser la luz que tus ojos deseasen mirar...
Y, lo soy.
Más la cuestión es que tu a la luz
no quieres dejar entrar,
ni traspasar tu poderosa coraza.
Y, yo desde la luz, una vez vencidas y derribadas
mis propias murallas, asisto resignada
a tu propia elección de NO-VIDA.
Así era yo hace un tiempo,
así, amigo gaviota.
Encerré y amurallé, como tu ahora,
mi voz interior, acalló mi alegría,
enmudeció su luz, y de ella me olvidé...
Si bien ella no se olvidó de mi.
Yo sentía desasosiego, me sentía incompleta y
me buscaba en otros.
La soledad no era la soledad
capaz de ser llenada con otros, no...
El vacío era eso vacío total,
era la separación...
...la de la propia alma.
Un día sentí el frío contacto de mi armadura,
tomé conciencia de que estaba aprisionada en ella.
En vez de protegerme, me había aislado
de mi corazón. Y, a consecuencia de ello había
dejado de amarme, y también a los demás.
Excusas y miles de excusas
se amontonaban a mi alrededor como pilas inmensas
e innecesarias de tareas por resolver,
las cuales yo creía ciertas y verdaderas
como que hay día y hay noche.
Mas un día, decidí despertar a la magia interior.
Rosetta Forner Alas de Luz
http://www.bubok.es/ver/preview/4296
Soy aire que entra por las rendijas
de tu acorazada armadura,
esa que te mantiene a salvo de todo mal.
Eso crees tu.
Y, sin embargo, te aleja de lo mas bello, de lo infinito.
Te aleja del Amor.
Quisiera que la luz iluminase tu oscuridad.
Desearía ser la luz que tus ojos deseasen mirar...
Y, lo soy.
Más la cuestión es que tu a la luz
no quieres dejar entrar,
ni traspasar tu poderosa coraza.
Y, yo desde la luz, una vez vencidas y derribadas
mis propias murallas, asisto resignada
a tu propia elección de NO-VIDA.
Así era yo hace un tiempo,
así, amigo gaviota.
Encerré y amurallé, como tu ahora,
mi voz interior, acalló mi alegría,
enmudeció su luz, y de ella me olvidé...
Si bien ella no se olvidó de mi.
Yo sentía desasosiego, me sentía incompleta y
me buscaba en otros.
La soledad no era la soledad
capaz de ser llenada con otros, no...
El vacío era eso vacío total,
era la separación...
...la de la propia alma.
Un día sentí el frío contacto de mi armadura,
tomé conciencia de que estaba aprisionada en ella.
En vez de protegerme, me había aislado
de mi corazón. Y, a consecuencia de ello había
dejado de amarme, y también a los demás.
Excusas y miles de excusas
se amontonaban a mi alrededor como pilas inmensas
e innecesarias de tareas por resolver,
las cuales yo creía ciertas y verdaderas
como que hay día y hay noche.
Mas un día, decidí despertar a la magia interior.
Rosetta Forner Alas de Luz
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