miércoles, 5 de noviembre de 2008

COMBINACION DE ALIMENTOS

Las combinaciones enumeradas a continuación incluyen la mayor parte de los «crímenes culinarios» contra la ley de la naturaleza que se cometen a diario en todo el mundo. Esta lista se basa fundamentalmente en los trabajos del Dr. Herbert M. Shelton, uno de los más distinguidos terapeutas nutri­cionales de los Estados Unidos y autor de la «Biblia» de las combinacio­nes culinarias correctas, Food Combining Made Easy:


  • Proteína y fécula: Es la peor combinación de alimentos que se puede dar en una misma comida, y aun así constituye el plato fuerte de las modernas dietas occidentales: carne con puré, hamburguesa con pa­tatas fritas, huevos con pan, etc. Cuando se consume una proteína y una fécula al mismo tiempo, la enzima alcalina ptialina se mezcla con la comida al mascarla en la boca. Cuando la comida masticada llega al estómago, prosigue la digestión de la fécula con otras enzimas alcalinas, lo cual impide que la proteína sea digerida por la pepsi­na y otros jugos ácidos. Esto permite que las bacterias siempre presentes en el estómago ataquen la proteína, con lo que se desenca­dena la putrefacción. Los nutrientes de la comida proteínica se vuel­ven casi inaprovechables para usted y producen desechos tóxicos y gases fétidos, en los que se encuentran venenos como el indol, el escatol, el fenol, el sulfuro de hidrógeno, el ácido fenilpropiónico y otros.

En tal caso, cabe preguntarse, ¿cómo es que el estómago no tiene ningún problema para digerir aquellos alimentos que por naturaleza contienen proteína y almidón, como los cereales integrales? Como señala el Dr. Shelton, «existe una gran diferencia entre la digestión de un alimento, por compleja que sea su composición, y la digestión de una mezcla de alimentos distintos. Ante un alimento simple que con­tenga una combinación de proteína y fécula, el cuerpo puede regular fácilmente sus secreciones, tanto en potencia como en sincronización, a las exigencias digestivas del alimento. Pero cuando se consumen dos alimentos con exigencias digestivas distintas, incluso contradictorias, esta precisa regulación de las secreciones resulta imposible».

Norma: Consuma las proteínas concentradas, como carne, pes­cado, huevos o queso, separadamente de las féculas concentradas como el pan, las patatas y el arroz. Por ejemplo, coma tostada o huevos para desayunar, la hamburguesa o el panecillo para almorzar, carne o pata­tas para cenar.


  • Proteína y proteína: Las proteínas distintas presentan distintas exi­gencias digestivas. Por ejemplo, la mayor acción enzimática sobre la leche se produce durante la última hora de la digestión, mientras que en la carne se produce durante la primera hora y en los huevos hacia la mitad de la digestión. Resulta instructivo recordar la antigua ley dietética que Moisés impuso a su pueblo, prohibiendo el con­sumo simultáneo de leche y carne.

Dos carnes parecidas, como el buey y el cordero, o dos clases de pescado como el salmón y las gambas, no son de naturaleza lo bas­tante dispar como para provocar un conflicto digestivo en el estó­mago y pueden, por tanto, ser consumidas al mismo tiempo.

Norma: Consuma únicamente una clase principal de proteína en cada comida. Evite combinaciones como carne y huevos, carne y leche, pescado y queso. Asegúrese de que asimila todos los aminoáci­dos imprescindibles variando el tipo de proteína concentrada que consume en cada comida.


  • Fécula y ácido: Cualquier alimento ácido consumido al mismo tiempo que una fécula o almidón interrumpe la secreción de ptialina, dato bioquímico en el que todos los médicos están de acuerdo. Por lo tanto, si come usted naranjas, limones u otras frutas ácidas -o ácidos como el vinagre- junto con una fécula, no habrá ptialina en la boca para iniciar la primera fase de la digestión de la fécula. En consecuen­cia, la fécula llega al estómago sin los jugos alcalinos imprescindibles para una correcta digestión, y se produce la fermentación bacteriana para inhibir por completo la digestión salival de las féculas en la boca basta con una sola cucharadita de vinagre, o su equivalente en otros ácidos.

Norma: Consuma ácidos y féculas en comidas separadas. Por ejemplo, si come tostada o cereales para desayunar, prescinda del zumo de naranja (igual que de los huevos). Si va a tomar una comida compuesta básicamente de féculas (arroz o cualquier clase de pasta), prescinda del vinagre y de todas las proteínas concentradas.


  • Proteína y ácido: Puesto que la correcta digestión de las proteínas exige un medio ácido, sería lógico suponer que los alimentos ácidos facilitan la digestión de las proteínas; sin embargo, no es éste el caso. Cuando los alimentos ácidos llegan al estómago, inhiben la secreción de ácido clorhídrico, y la pepsina (enzima que digiere las proteínas) solamente puede actuar en presencia de ácido clorhídrico, no de cual­quier ácido. Por lo tanto, el zumo de naranja inhibe la correcta diges­tión de los huevos, y un vinagre fuerte en la ensalada inhibe la diges­tión del bistec.

Norma: Evite combinar ácidos y proteínas concentradas en la misma comida.


  • Proteína y grasa: En la Physiology in Modern Medicine, de McLeod, en­contramos una afirmación compartida por todos los médicos: «Se ha demostrado que la grasa ejerce una clara influencia inhibidora sobre la secreción de jugos gástricos». Durante las dos o tres horas siguien­tes a la ingestión de grasa, la concentración de pepsina y ácido clorhí­drico en el estómago se ve considerablemente reducida. Esto retrasa la digestión de cualquier proteína que se haya ingerido junto con la grasa, permitiendo que las bacterias inicien la putrefacción de la pro­teína. Por eso las carnes grasosas como el tocino, los bistecs con grasa o las carnes magras fritas en grasa resultan tan pesadas en el estó­mago durante varias horas después de haberlas comido.

Norma: Consuma las grasas y las proteínas concentradas en distin­tas comidas. Cuando no pueda evitar mezclarlas, acompáñelas de abundantes verduras crudas para facilitar su digestión y su paso por los intestinos.


  • Proteína y azúcar: Todos los azúcares sin excepción inhiben la secre­ción estomacal de jugos gástricos. Esto se debe a que los azúcares no se digieren en la boca ni en el estómago, sino que pasan directamente al intestino delgado para su digestión y asimilación. Cuando se consu­men en combinación con alguna proteína, como un pastel después de Un bistec, no sólo inhiben la digestión de las proteínas al inhibir la se­creción de jugos gástricos, sino que los propios azúcares quedan atra­pados en el estómago en lugar de pasar rápidamente al intestino del­ gado, y esta demora permite que las bacterias fermenten el azúcar liberando toxinas y gases nocivos que aún perjudican más la digestión.

Norma: Evite el consumo de azúcares y proteínas en la misma comida.


  • Fécula y azúcar: Se ha demostrado que, cuando el azúcar llega a la boca acompañado de una fécula, la saliva segregada durante la masticación no contiene ptialina, lo cual sabotea la digestión de la fécula antes de que alcance el estómago. Además, esta combinación impide que el azúcar pase más allá del estómago hasta que termina la digestión de la fécula, provocando así fermentación. Los subproductos de la fermentación del azúcar son ácidos, cosa que aún inhibe más la di- gestión de las féculas, que necesitan un medio alcalino. El pan (fécula) con mantequilla (grasa) es una combinación perfectamente compatible, pero cuando se le añade una cucharada de miel o mermelada se están introduciendo azúcares en la mezcla, y eso perjudica la digestión de la fécula contenida en el pan. El mismo principio se aplica a los cereales del desayuno endulzados con azúcar, a los pasteles muy azucarados, las tartas dulces y demás.

Norma: Consuma féculas y azúcares por separado.


  • Melones: El melón es un alimento tan apropiado para el consumo humano que no requiere ninguna digestión en el estómago, sino que pasa rápidamente por el estómago hacia el intestino delgado, donde es digerido y asimilado. Pero esto únicamente puede suceder cuando el estómago está vacío y el melón se consume solo o acompañado ex­clusivamente por otras frutas crudas. Cuando se consume junto cono después de otros alimentos que exigen una compleja digestión esto­macal, el melón no puede pasar al intestino delgado hasta después de terminada la digestión de los otros alimentos. Eso hace que quede re­tenido, fermente rápidamente y produzca toda clase de molestias gás­tricas.

Norma: Coma el melón solo o no lo coma.

  • Postres: Hay que evitar toda clase de postres dulces tras una gran co­mida, pues esta clase de alimentos combina mal con todo- Incluso las frutas frescas deben evitarse tras una gran comida, pues se acumulan en el estómago y fermentan en vez de digerirse. Si le tientan las golo­sinas y le apetece comer tartas, dulces y pasteles, puede darse el gusto de vez en cuando y hacer una comida completa a base de ellos. No es que así vayan a hacerle mucho bien, pero al menos si los consume solos no le provocarán tantas molestias gástricas ni producirán tantos subproductos tóxicos como si los consume después de una comida.

Norma: Evite los postres dulces feculentos, así como las frutas después de una gran comida a base de proteínas o hidratos de carbono.

1 comentario:

  1. es la primera vez que leo un articulo asi y creo deberia ser difundido en escuelas, medios de comunicación etc. los nutriologos por lo regular te dan dietas y combinaciones sin saber el porque de esas combinaciones. Y por lo regular la gente ingerimos para el desayuno tipico es jugo de naranja, huevo frito, pan tostado con mermelada,y en la comida milanesa empanizada de res, pure de papa y sopa de arroz y no sabemos el daño que esto hace. gracias por enterarnos

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